Siempre hemos hablado de la importancia de mantener la “T” del arquero durante el tiro, o lo que es lo mismo mantener la perpendicularidad de los hombros respectos de la línea que forman con la columna vertebral.
Igualmente hemos comentado la necesidad de mantener dicha “T” cuando se aumentan o disminuyen las distancias de tiro, haciendo los ajustes con una inclinación de la cintura sin deshacer dicha posición en vez de hacer los ajustes variando el ángulo que forman los hombros y brazos respecto de la columna vertebral.
Este principio se apoya en mantener la estabilidad de la suelta, y las direcciones de la misma independientemente de la distancia de tiro y del mayor o menor ángulo que necesite el arco para alcanzar el objetivo. Entendemos que manteniendo la posición de la “T”, no cambian ninguno de los demás factores de la suelta, mientas que, si hacemos los ajustes con los brazos, cambian las sensaciones y las direcciones de salida hacia atrás de la mano de suelta, lo que condiciona el tiro.
Por otro lado, todos damos esto por sentado, pero no hemos realizado un análisis de cómo deben variar los ángulos de inclinación en relación con las posiciones de las dianas.
En este artículo pretendemos hacer una aproximación de dichos ángulos, para las distancias de tiro propuestas en el campeonato de España de 2016 para arco tradicional: 8, 15, 25 y 35 y para las distintas posiciones de las dianas triple vertical a 8 metros y las dos posiciones de las dianas de 40 cm en la distancia de 15 metros.
Lo primero que tendremos que tener en cuenta, es que cada análisis debe realizarse para un arquero en concreto y para un material de uso habitual con dicho arquero, puesto que los ángulos de tiro van a variar en base a factores como la altura del arquero, la potencia del arco, el tipo de flecha, la velocidad de salida de la flecha, el freno que produzcan los distintos tipos de emplumado, el peso de la punta, etc.
En este análisis vamos a partir del estudio de un tiro natural sin inclinaciones del tronco del cuerpo respecto de las piernas y manteniendo la postura con un ángulo recto de 90 grados de los brazos respecto de la vertical de la columna vertebral.
Primer ejercicio: ayudarse de un compañero, una cámara de fotos o alguna regleta indicativa para buscar la posición indicada y hacer a una distancia de 8 metros la suelta de tres flechas para ver a que altura del parapeto clavarán éstas en una posición de tiro natural. Para esto el arquero abre el arco con los ojos cerrados y el compañero le indica cuando está con la T bien formada, entonces el arquero suelta la flecha y vemos donde impacta sin inclinaciones del tronco. Haremos lo mismo sobre un parapeto situado a una distancia de 15 metros si entendemos que la flecha impactará dentro del parapeto. Este primer ejercicio nos indicará para estas dos distancias en cuales de las situaciones de las dianas podremos tirar más o menos en posición natural o en cuales deberemos hacer ajustes hacia abajo o hacia arriba del eje de tiro.
Segundo ejercicio: vamos a ver la caída que tiene nuestra flecha a estas dos distancias, respecto del punto a donde se situaría la prolongación de una línea imaginaria que siguiera el largo de nuestra flecha con el arco en plena apertura. Para esto una vez más nos apoyaremos en la ayuda de un compañero que nos diga mirando desde detrás de nosotros cuando nuestra flecha apunta a un punto determinado del peto (más o menos con la postura del tiro natural). También podemos utilizar un puntero laser sujeto al arco y en posición paralela a la flecha. Tras disparar una flecha mediremos la distancia de caída. Mas o menos a una distancia de 8 metros y con potencias de entre 35 y 45 libras, encontraremos caídas de entre 10 y 20 cm aproximadamente dependiendo del tipo de flecha. Este mismo ejercicio realizado sobre el peto de 15 metros, incrementa las caídas aproximadamente hasta una medida de entre unos 25 y 40 cm. Como vemos las caídas se irán incrementando, motivo por el cual parece conveniente conocer estos datos y la importancia de trabajar con inclinaciones adecuadas.
Otra curiosidad a estudiar: Si bien su implicación en distancia cortas no es muy grande, nos resultará curioso estudiar en las distancias de 25 y 35 metros la curva de vuelo de la flecha, tanto en altura como en simetría en relación con la recta imaginaria que une la mano de cuerda con el centro de la diana a la que disparamos. Para mirar este elemento necesitaremos referencias o bien grabándolas en video o bien con alguien que mire el vuelo desde el lateral, tomando alguna referencia para poder estimar las alturas y la simetría. Cuanto mayor sea la altura de vuelo, mayor será el ángulo que necesitaremos en la cintura. Lo de la simetría se relaciona con una caída más o menos brusca en el último tramo de vuelo de la flecha y las posibles desviaciones de los impactos en la diana. Tiene mucho que ver con el peso de la punta de la flecha. Cuanto mayor sea la caída, mayor será la variación en la diana en errores de altura. Una flecha que vuele más recta y más simétrica tendrá menos errores de altura que una que presente mayor curva y mayor caída en el tramo final.
Estimación de los ángulos en el entrenamiento: El problema es que en una tirada normal o en un entrenamiento normal, no tenemos ayuda para estimar las inclinaciones, así que tendremos que buscar las mañas para estimarlas de la forma más correcta posible, hasta que el cuerpo reconozca de forma propioceptiva dichas inclinaciones. Cada persona tiene de forma natural interiorizados ya pequeños movimientos, que podremos utilizar, pero habrá que calibrar bien dicha apreciación. Esto nos puede ayudar a tener un tiro más estable, entendiendo, que dichas inclinaciones nos van a ser más de utilidad, para las posiciones extremas: diana inferior y central de 8 metros, diana inferior de 15 metros y diana de 35 metros. Aquí es donde cuenta la altura del arquero, porque si el arquero es muy bajito, igual tira a las dianas inferiores con una postura más natural y debe hacer más correcciones en las distancias largas y situaciones altas de la diana, pero si un arquero es muy alto, tendrá que hacer ajustes más importantes en las distancias cortas y en los puestos de diana bajos, especialmente en la diana inferior de 8 metros.
Forma de entrenar estos aspectos: Aunque siempre decimos que no hay que tomar referencias conscientes en el tiro instintivo, porque el cerebro las toma de forma inconsciente, en este caso y para interiorizar los ángulos, deberemos primeramente hacer conciencia de las posturas adecuadas. Para esto aconsejamos que la inclinación no la hagamos a nivel práctico en grados sino respecto de la posición que tenga el puño de la mano de arco en apertura máxima, y tomando como referencia la “fotografía visual” que tenemos durante el tiro, justo antes de la suelta. La idea es abrir de forma natural con la T bien formada a 90 grados y luego ir buscando la inclinación con la cintura hasta que el puño si sitúe justo en la zona que nos indica que la inclinación es correcta, intentando que durante este movimiento sea la propia cintura la que nota como se desplaza, hasta que podamos situarnos correctamente sin la necesidad de tomar conscientemente la referencia de la mano de arco. Es importante partir de una buena postura en T y luego notar cómo se mueve la cintura, para no hacer las correcciones con los hombros. ¡¡ ÁNIMO A TODOS LOS QUE VAIS A IR AL CAMPEONATO!!
Alfredo Arias Pérez
A continuación veréis un gráfico con el estudio de un arquero en concreto. La representación ilustra los ángulos de cada distancia, para dicho arquero.
Este artículo supone un repaso sobre algunos aspectos relacionados con el arco tradicional instintivo. No nos parece mal, especialmente para los que menos experiencia tienen en esta modalidad de tiro, que repasemos los aspectos más importantes y especialmente, aquellos que día a día observamos que ofrecen mayor dificultad para los arqueros.
En primer lugar y al margen del material, que lo tocaremos en un tema aparte, (al menos en lo tocante a la elección de las flechas adecuadas), vamos a enumerar algunos aspectos que conviene repasar:
Postura general.
Posición de los pies.
Posición del hombro de arco.
Colocación del cuerpo y torsión de cintura hacia delante.
Inclinación lateral de la cintura buscando el ángulo adecuado del arco.
Posición de la cabeza y anclaje de la mano de cuerda
Agarre del arco.
Estabilidad en la suelta y en el brazo de arco.
Mantenimiento de la postura después de la suelta.
Tiro continuo
1. POSTURA GENERAL
El arco de madera, no solamente se utiliza en el tiro de campo (aire libre o sala) sino que también es un habitual en los recorridos de bosque. Decimos esto, porque en la modalidad de recorrido, es habitual adaptar la posición del cuerpo a la situación del animal. A pesar de esta dificultad añadida, generalmente la modificación debe afectar más a la parte baja del cuerpo que a la parte superior. Por lo general independientemente de cómo realices el tiro en relación con la postura: de pie, de rodillas, con una rodilla en tierra, con las piernas abiertas o cerradas, etc., si la parte superior del cuerpo mantiene la forma y la posición, el tiro suele resultar estable. Cuando un objetivo se sitúa en alto o en un barranco, el ajuste debe hacerse con la cadera, no con los brazos, para que la suelta sea siempre similar y no se altere la sensación de la misma y el resultado del tiro.
En tiro de campo o sala, estas dificultades no aparecen, con lo cual podemos adoptar una postura similar para las distintas distancias, con la excepción de la inclinación de la cadera asociada a cada una de las distancias.
Al igual que en el tiro olímpico o de precisión, podemos adoptar una postura abierta o una postura cerrada. Desde aquí aconsejamos una postura ligeramente abierta, con el pie correspondiente al brazo de cuerda, un poco adelantado con respecto al pie que se corresponde con el brazo de arco. ¿Por qué postura abierta?….. porque en relación con la posición que vamos a adoptar con el cuerpo y con la cabeza, y en relación con el punto del anclaje, no hace falta una posición muy alineada de pies para conseguir una buena alineación desde el codo de cuerda hasta la punta de la flecha. En arco recurvado de precisión que el anclaje se realiza debajo de la barbilla y se tira con una posición más recta de cuerpo, resulta más exigente la alineación de la cadera para poder realizar una buena alineación de brazos.
2. POSICIÓN DE LOS PIES
Vemos reiteradamente, como algunos de los arqueros no le prestan la debida atención a la posición de los pies, haciendo ligeras variaciones entre tiro y tiro. En ocasiones produciendo rotaciones de la cadera que llevan el tiro a la derecha o a la izquierda de la diana o a veces cambiando el ángulo de apoyo de los pies, lo que altera la estabilidad corporal y las reacciones del cuerpo en cada tiro. Hay arqueros que prefieren tirar con el pie de cuerda retrasado respecto al de arco, lo que fuerza una importante torsión de cadera para buscar la alineación del cuerpo. Algunos arqueros utilizan esta estrategia para sentir la posición de la cadera, pero por nuestra parte entendemos que esta “estrategia” es desaconsejable, porque produce un tiro más incómodo y más inestable. Otros tiradores buscan una postura algo más abierta y fuerzan la torsión de la cadera en sentido contrario, adelantando el pie de cuerda y luego girando la cadera para que esté perpendicular con la línea de tiro. Entendemos que cualquier postura de pies, que no se corresponda con la posición de la cadera, obliga a realizar una fuerte anteversión de cadera para fijar la misma y que no quede suelta durante el tiro, lo que termina por producir un tiro algo exigente y cansado. Así que mi consejo es que la cadera esté alineada con los pies, y con un poquito de apertura de los mismos. Después de todo esta parafernalia, lo verdaderamente importante es que cuando se adopte una medida sea cualquiera que sea, se convierta en un elemento estable, que siempre permita realizar el tiro de la misma manera
3. POSICIÓN DEL HOMBRO DE ARCO
Hace algunos años, la técnica imperante en el tiro consistía en formar una línea recta desde el codo de cuerda hasta la punta de la flecha, que quedara situada paralelamente a la recta que formaban los hombros del arquero. Esta forma de tiro, permitía encontrar un cierto ángulo de apertura entre el pecho y el brazo de arco, lo que evitaba golpeos de la cuerda en el antebrazo (especialmente en longbows) y resultaba bastante cómoda para ejecutar el tiro. Con posterioridad se buscó una posición triangular, lo que dejaba dibujado un triángulo entre las rectas que se formaban desde el codo de cuerda a la mano de arco, de la mano de arco hasta el hombro de arco y desde el hombro de arco hasta el codo de cuerda.
En el apartado siguiente veremos una posición clásica con la línea de hombros paralela a la línea de tiro. En esta técnica se utiliza una posición de pies cerrada, mientras que en la técnica con triangulación de hombros, se utiliza una posición de pies abierta y con torsión de la cadera para que quede alineada con la dirección del tiro.
Posición clásica
Veamos esta posición en una imagen real.
Vemos como la línea de hombros es perpendicular a la línea de tiro, aunque la alineación sea adecuada.
Posición moderna
Veamos una imagen en este caso.
En este caso vemos como convergen la línea de hombros y la de tiro, buscando una mayor alineación ósea en el hombro para tener más estabilidad con potencias altas.
En estos dos gráficos podemos observar también la mayor exigencia de alineación de la técnica moderna, frente al mayor ángulo del hombro de arco en la posición clásica.
Cuando se tira con potencias muy altas, la posición abierta o moderna permite hacer una alineación de huesos que soporta mejor la potencia del arco que en la posición clásica, pero cuando la potencia del arco no es muy exigente, la posición clásica tiene ventajas especialmente en la comodidad del tiro, sobre todo cuando se inclinan el cuerpo y la cabeza buscando que el ojo dominante quede encima del culatín de la flecha para que se vea ésta alineada con el tiro. En cualquier caso lo que hay que buscar siempre es una buena alineación desde la mano de arco hasta el codo de cuerda. Comparemos las dos imágenes siguientes.
En ejemplo de la izquierda al soltar, el codo seguirá la dirección de la flecha y hará que la mano se desplace a su vez en la dirección de la suelta separándose de la cara y provocando errores horizontales en el tiro, mientras que en la imagen de la derecha, el codo saldrá hacia atrás y la mano se desplazará en la dirección de la cuerda y en sentido contrario produciendo un buen tiro.
4. COLOCACIÓN DEL CUERPO Y TORSIÓN DE CINTURA HACIA DELANTE
Otro de los elementos que observamos en algunos de nuestros arqueros es que adoptan una posición demasiado erecta, de forma que el culatín de la flecha al estar el anclaje en el lateral de la cara, no queda situado justo debajo del ojo dominante. Algunos arqueros para corregir esto, inclinan el cuerpo hacia delante hasta que la posición del ojo es óptima, otros no inclinan el cuerpo pero inclinan la cabeza demasiado hacia la mano de suelta. Creemos que la posición óptima, es la que permite alabear (inclinar) un poco el arco, para que la flecha permanezca estable en la plataforma de la ventana (en longbow, se aconseja una postura algo más erguida que en arco recurvado), y compensando la inclinación del cuerpo con la de la cabeza hasta que el ojo dominante se sitúa en la vertical del nock, viendo la flecha como si fuera un palo de billar, es decir, bien alineada en dirección a la diana. Si en esta posición la flecha no clava en una línea vertical que pasa por el 10, habrá que buscar cambios en la postura o en la plataforma del arco. En el apartado de posición de la cabeza y anclaje pondremos unas fotos con las posiciones que consideramos adecuadas en anclaje e inclinación, frente a las que consideramos incorrectas.
5. INCLINACIÓN LATERAL DE LA CINTURA BUSCANDO LA INCLINACIÓN ADECUADA DEL ARCO
Como ya dijimos con anterioridad y desarrollamos en otro artículo técnico, cuando se cambia de distancia de tiro y hay que apuntar más alto, o más bajo, debido a la distancia o la posición de la diana, tendremos que buscar esta altura mediante la inclinación de la cintura manteniendo siempre la “T” de la columna vertebral y los hombros bien formada.
6. POSICIÓN DE LA CABEZA Y ANCLAJE DE LA MANO DE CUERDA
Una posición estable de la cabeza equivale a una buena estabilidad en el tiro. La cabeza debe inclinarse un poco de forma compensada con la torsión hacia delante del cuerpo buscando ver la flecha orientada directamente hacia la diana (independientemente de la distancia a la que esté situada la diana). Si se utiliza el anclaje mediterráneo (el culatín de la flecha situado entre los dedos índice y corazón), debería esconderse el pulgar en la palma de la mano dejando un espacio entre el pulgar y la almohadilla de la primera falange del dedo índice generando un hueco en la mano para encajarlo en el pómulo de la cara, de forma que o bien el dedo índice o bien el dedo corazón busquen la comisura de la boca para fijar el anclaje. Este encaje de pómulo y mano, se debería hacer inclinando un poco la cabeza hasta que encaje el pómulo en el hueco indicado y no al contrario, porque esto provocaría una postura inadecuada de la cabeza y la pérdida de alineación del codo de cuerda. Ver las imágenes siguientes
El círculo señala la zona de la mano donde debe alojarse el pómulo. En este caso de la mejilla derecha del arquero, puesto que es un arquero diestro. Veamos una imagen de la mano anclada.
En esta imagen vemos como la cabeza se ladea un poco hasta que el pómulo se aloja en la mano, buscando situar el ojo dominante encima del culatín de la flecha. Cuando el ojo se sitúa en esta posición la flecha se ve alineada con la diana, tal y como se observa en la imagen siguiente.
Cuando la cabeza está recta y el ojo no se sitúa sobre el culatín la vista de la flecha subjetiva del arquero sobre la flecha es la siguiente.
En este caso se obliga al cerebro a interiorizar distintos ángulos para distintas distancias, puesto que la línea visual de tiro y la línea de la flecha se cruzan, mientras que en la imagen de arriba, la flecha siempre se verá bien orientada independientemente de la distancia a la que esté situada la diana. Veamos a continuación unas imágenes con la cabeza recta (imagen izquierda) y con la cabeza bien posicionada (imagen derecha): Las fotografías se han sacado sin flecha por seguridad para el fotógrafo.
Veamos ahora dos ejemplos de posturas inadecuadas. En la primera el arquero está excesivamente recto y en la segunda el movimiento para situar el ojo encima del nock solamente se hace con la inclinación de la cabeza.
Postura muy recta y poca inclinación de la cabeza en la foto de la izquierda, aunque con buena alineación del codo de cuerda y postura muy recta y mucha inclinación de la cabeza en la foto de la derecha con mala alineación del codo de cuerda.
Pasemos a ver otra imagen donde la inclinación del cuerpo compensada con la inclinación de la cabeza permite situar bien el ojo dominante sobre el culatín
Posición corporal adecuada, compensando la inclinación de la cabeza con una ligera inclinación del cuerpo y con una posición de pies ligeramente abierta, junto con una buena alineación del codo de arco y un ligero alabeo del arco.
7. AGARRE DEL ARCO
Otro de los temas al que no se le otorga la suficiente importancia es a la posición de la mano en la empuñadura del arco. Cuando se suelta la cuerda, ésta y el cuerpo del arco tienden a juntarse moviendose en la dirección de aproximación de ambas partes (cuerpo y cuerda), pero mientras que la cuerda está libre para desplazarse hacia delante, el cuerpo se ve retenido por la mano del arco, haciendo un rebote sobre ésta y tendiendo a cambiar su dirección en el mismo sentido en que avanza la cuerda de arco. Es por este motivo que si soltamos el arco en un disparo, éste sale disparado hacia delante.
Al producirse un rebote del cuerpo del arco sobre la mano es importane colocar ésta de forma adecuada para que el rebote se realice en la dirección de la línea de salida de la flecha (hacia la diana). Si la mano no está bien posicionada el cuerpo tendera a salir rebotado en direcciones laterales, con lo cual la salida de la flecha no será la deseada y volveremos a tener errores de impactos laterales. La forma de poner la mano es la misma que en el tiro de precisión. Situando la empuñadura en la almoahilla del dedo pulgar, con 45º de inclinación de los nudillos y con los dedos relajados, estando bien apoyada la mano y presionando sobre la empuñadura. Si la mano se sitúa con los nudilos perpendiculares al suelo, se apoyará la mano sobre dos almohadillas, la del pulgar y la del dedo miñeque al lado de la muñeca, con lo cual se producirá un doble rebote del arco con posibles errores de altura en el impacto.
En la imagen de la izquierda la mano presenta mucha verticalidad con lo cual los dedos sobrepasan la empuñadura por delante de la misma y se ve como la almoadilla inferior de la mano se apoya en el arco a la vez que la almohadilla del pulgar.
En la imagen de la derecha solamente se apoya la almohadilla del pulgar y se aprecia que los dedos solamente rozan el cuerpo del arco por delante lo que supone una inclinación correcta de la mano
8. ESTABILIDAD DE LA SUELTA Y EN EL BRAZO DE ARCO
Otro elemento a tener en cuenta. Tanto la mano de arco, como la de suelta, deben quedarse en su sitio tras la suelta. Vemos con pesar como en muchos de los arqueros la postura se “desarma” tras la suelta, bajando rápidamente el brazo, produciendo movimientos laterales de la mano de arco, haciendo movimientos innecesarios con la mano de suelta, moviendo la cabeza u otras muchas variantes de estos gestos. Lo ideal es que tras la suelta, el arquero se quede firme y manteniendo la posición y luego la abandone lentamente.
La mano de arco debe empujar hacia delante durante la suelta, esto favorece la salida de la flecha y su dirección de vuelo y debe sujetarse muy ligeramente el arco, quedandose suelto en la mano sin firmeza, sujetando lo justo para que no se caiga al suelo, pero sin estrangularlo.
La salida de la mano en la suelta debe recorrer un pequeño espacio desde el anclaje en la dirección opuesta a la línea de salida de la flecha y quedarse relajada prácticamente sobre la oreja. Una buena suelta es una suelta corta y una suelta en la que dé la sensación de que la cuerda atraviesa los dedos de la mano, sin que se aprecien los movimientos de los dedos de ésta. Para ello hay que hacer que la suelta se realice relajando los músculos flexores el antebrazo que poco antes estaban contraídos, sin hacer que entren en juego los músculos extensores, porque en este caso la suelta será rígida y brusca por poner en juego músculos antagonistas que entran en tensión simultáneamente. Repetimos: ¡ el agarre y la suelta se realiza solamente con la tensión y relajación de los músculos flexores del antebrazo!.
9. MANTENIENDO LA POSTURA DESPUES DE LA SUELTA.
Como decíamos en el punto anterior, además de empujar la mano de arco y sacar la mano de suelta hacia atrás unos centímetros, debemos poner atención de continuar el vuelo de la flecha manteniendo la postura sin desarmarla y sin bajar el brazo de arco. Ésto además de favorecer el tiro nos permitirá analizar algún error que hayamos podido cometer.
. . . . . . . .
Hasta este momento solamente hemos hecho referencia a elementos estáticos del tiro, que tienen que ver con posturas y posicionamientos, pero además habrá que poner atención a los elementos dinámicos del mismo.
10. TIRO CONTINUO, TIRO DE ESPALDA Y RITMO DE TIRO.
En este apartado vamos a poner atención a los elementos dinámicos del tiro, es decir a aquellos elementos que implican movimiento.
Uno de los errores que mas observamos tiene que ver con una apertura excesivamente rápida, lo que puede producir dos efectos: o bien soltamos de forma apresurada sin asegurar el tiro, o bien tras la parada en el anclaje soltamos de forma rígida sin aprovechar el movimiento hacia atrás de la apertura. También podemos incluir en este elemento la tendencia a tirar de la cuerda al mismo ritmo durante toda su apertura hasta llegar al anclaje, lo que hace que en la última fase del tiro no podamos ajustar los tiempos a las tareas que tenemos que realizar, como son transferir la potencia a la espalda, estabilizar la postura, asegurarnos de que estamos en el sitio correcto, focalizar y soltar.
Básicamente el tiro se compone de siete fases:
–Adopción de la postura
–Preparación del tiro
–Apertura
–Transferencia de fuerza a la espalda
–Apuntado o aseguración del tiro (focus)
–Suelta
–Follow Through (Acompañamiento en la terminación del tiro)
Estas fases prácticamente no difieren en tiro de precisión y tiro instintivo, así que a continuación os vamos a poner una lámina resumen de las fases del ciclo que plantea el prestigioso maestro coreano Kisik Lee. En la lámina se distinguen cada una de las fases y se comparan con procesos como la respiración durante el tiro o el mayor o menor grado de compromiso en cada una de las fases. Entendemos por compromiso como la mayor concentración y atención en la actividad.
Dado que el tiro instintivo no se apoya en elementos de apuntado, entenderemos por la fase de apuntado, aquella en que se pone el foco de atención en el acierto del tiro, o en la parte central del amarillo si es un tiro a diana. Es decir cuando en el momento antes de la suelta nos aseguramos de estar en el sitio “correcto”.
Por otro lado, en la fase en la que en el tiro de precisión se hace una expansión para pasar el clicker, aquí entenderemos como expansión el efecto conjunto de empuje con la mano de arco hacia la diana a la vez que vamos tirando de la mano de suelta hacia atrás para liberar la cuerda.
En nuestro caso, alcanzaremos el Holding o máxima tensión, tras haber transferido toda la fuerza a la espalda y justo en el momento previo al “enfoque o aseguramiento” del tiro.
La fase de preparación incluye todos los elementos como posición del brazo de arco, colocación de la flecha y de la mano de arco, relajación previa, concentración, pretensión y alzado del arco antes de la apertura. Luego se produce una fase de apertura (ovalo blanco del gráfico) que precede a la trasferencia hacia la espalda (ovalo rojo del gráfico) y que se solapa con esta justo en el punto en que conseguimos la posición de anclaje.
Primeramente revisamos la postura, luego preparamos el agarre y los elementos previos al tiro hasta que subimos el arco a su posición, luego comenzamos la apertura, en principio con un movimiento rápido que vamos a relentizar antes del anclaje, en el momento en que vamos colocando la mano en el anclaje tenemos que estar trasfiriendo ya la fuerza a la espalda, luego mantenemos la fuerza en la espalda y comenzamos a asegurar el tiro a la vez que “expandimos” o lo que s igual a retener la respiración y empezar a empujar con la mano de arco hacia la diana, en el momento en que realizamos la suelta, dejando escapar la cuerda mediante la relajación de los músculos flexores del antebrazo, y ahí mantenemos la postura acompañando el vuelo de la flecha.
“El siguiente cuadro está sintetizado a partir de la técnica del ciclo KSL, desarrollado por el maestro Kisik Lee, y de algunas informaciones de la web https://www.kslinternationalarchery.com“
La duración de todas fases en su conjunto puede durar unos 10-12 segundos, repartidos en unos cinco o seis segundos de preparación, un segundo de alzado de arco, tres segundos de tensado y apuntado y uno o dos segundos entre la suelta y la terminación del tiro. En un proceso de competición normal, deberíamos relajarnos unos ocho o diez segundos antes de comenzar el lanzamiento siguiente. Si en alguna de las fases del tiro no nos encontramos cómodos, deberemos bajar y comenzar todo el ciclo de nuevo. Entendiendo que en el momento en que no nos encontramos cómodos es porque alguna de las fases anteriores no la hemos realizado correctamente.
El procedimiento de tiro debería sentirse como en una final olímpica en que se alternan las flechas una a una con el contrincante, es decir, que una vez que hemos tirado una flecha, nos olvidamos de ésta y comenzamos a poner la atención en la siguiente flecha, intentando que sea un lanzamiento perfecto.
(Sintetizado y adaptado del libro “El Toque Sanador” de Alice Burmeister y Tom Monte)
Cómo manejar la energía propia para modificar sensaciones, actitudes y reequilibrar los estados de salud básicos. ¡No hace milagros, pero ayuda!
En la mayor parte del mundo occidental tendemos a considerar la vida como ciertos procesos químicos que hacen posible utilizar la energía, el metabolismo, el desarrollo y la reproducción. Este aspecto heredado de la ciencia moderna se centra en aspectos biológicos, que comienzan y terminan con la parte física de la vida.
En el arte del Jin Shin Jyutsu, y en general en todas las culturas tradicionales orientales se hacen preguntas como ¿Cuál es la fuerza de la vida del cuerpo? o ¿Qué es lo que hace funcionar las interacciones químicas?. En la búsqueda de respuestas para estas preguntas, estas culturas buscan más allá para encontrar la energía subyacente que vitaliza el cuerpo físico y que se manifiesta en cada organismo individual, planta, insecto, animal o ser humano. Los antiguos griegos la denominaban pneuma; los hindúes la llaman prana; los chinos la conocen como chi y los japoneses como ki.
El reconocimiento de una energía vital que anima a todos los seres vivos, no es solamente una creencia filosófica, sino que supone un acercamiento práctico a la vida y a la sanación. Todos los sistemas tradicionales orientales de sanación se basan en el principio de que para sanar el cuerpo, la persona debe fortalecer y armonizar el flujo de energía vital que está dentro de él. Este principio ofrece la base para artes como la acupuntura, la digitopresión, o la naturopatía propia de la medicina china.
El arte del Jin Shin Jyutsu, que significa “El Arte del Creador a través de la persona compasiva” nace en Japón a manos de Jiro Murai que nació en la localidad de Taiseimura en el municipio de Ishikawa en 1886
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
· Existe una energía vital que fluye a través de cada organismo
· Esta energía se manifiesta en distintos niveles de densidad a los que nos referiremos como “profundidades”.
· Existen nueve niveles de profundidad que van desde lo más general y etéreo e indiferenciado hasta lo más denso y concreto.
· La respiración es la expresión básica de la energía vital. Nos permite descargar tensión a través de la exhalación y recibir energía fresca a través de la inhalación.
· Cuando la energía vital se desplaza a través de nosotros sin interrupciones estamos en perfecta armonía.
· Las obstrucciones de energía conducen a una disonancia física, mental y emocional que dirigen hacia cinco emociones básicas: la preocupación, el miedo, la ira, la tristeza y la pretensión.
· La energía vital se desplaza a través del cuerpo por diferentes canales conocidos como flujos. Estos flujos unifican e integran el cuerpo.
· La energía desciende por la parte anterior del cuerpo y asciende por la parte posterior del mismo formando un óvalo continuo.
· Existen 23 localizaciones diferentes, llamadas cierres de seguridad a cada lado del cuerpo que actúan como interruptores de los circuitos de energía.
· Finalmente existe siempre una armonía latente que está presente en mayor o menor grado. Los distintos grados de afectación física están relacionados con los grados de bloqueos a mayor bloqueo, mayor disonancia y afectación.
Los puentes de trasmisión
“Los simples ejercicios respiratorios y los puentes de trasmisión que realizaremos abarcando cada uno de los dedos de mano, son instrumentos poderosos que nos ayudan a alcanzar y mantener la armonía. Todas las funciones físicas, psicológicas y espirituales de nuestra existencia se pueden regular a través de la respiración y de los dedos. De hecho, la investigación realizada por Jiro Murai, ha revelado que cada uno de nuestros dedos afecta a 14.400 funciones corporales”
En el siguiente diagrama se describen los ámbitos de influencia que se trabajan cuando se puentea la energía agarrando con la mano contraria cada uno de los dedos o cuando se cierra el punto 6 situando la yema del dedo pulgar de la otra mano en la palma y las yemas de los otros dedos en el reverso de la misma (o juntando ambas palmas de la mano como cuando se juntan para rezar). Estas zonas de trabajo se conocen como “Profundidades y en cada una de ellas se influye en un ámbito diferente según el gráfico adjunto.
1. Preocupación – energizante general – estómago –
…..alimentación
2. Sistema respiratorio – Pena – tristeza
3. Enfado – hígado – vesícula
4. Fluidez – movimiento – miedo – sistema muscular
Algunos problemas que surgen en la arquería están relacionados con las expectativas creadas sobre lo que queremos o podemos conseguir y con las reacciones ajenas (y propias) ante un posible fracaso. Estas expectativas se pueden trabajar puenteando las zonas 4 y 5. Los síntomas asociados a cada zona están relacionados con taquicardias en la zona 5 (meñique) y agarrotamiento muscular en la zona 4 (dedo índice)
Cuando la sensación es imprecisa y surge un desánimo pero uno no sabe muy bien que pasa, y nota un poco de todo, cansancio, desgana, falta de fuerza, su puede armonizar entrecruzando transversalmente ambas manos para puentear la zona 6.
En caso de irritación y cabreo, alta excitación se puede trabajar la profundidad 3ª, agarrando el dedo corazón con la mano contraria.
Cuando el miedo al fracaso, la frustración o la sensación de que nada merece la pena aparecen se debe poner atención a los síntomas fisiológicos. Si la sensación es como si “algo se agarrase al estómago” se puede trabajar la zona 1 (dedo pulgar). Si la sensación es como si nos “faltara el aire” y no pudiéramos respirar se puede trabajar la zona dos (dedo anular).
Se pueden trabajar primero un dedo de una mano y luego el mismo dedo de la mano contraria, o se puede realizar un “nudo” que implique o puentee ambos dedos a la vez.
Las profundidades 1 y 4 que están muy relacionadas en tiro con arco, se pueden trabajar de forma conjunta, de manera que cuando se agarra el índice de una mano, el pulgar de la mano que agarra, quede dentro de la palma de la otra mano y sea a su vez abrazado por los dedos corazón, anular y meñique de ésta.
En un competición se pueden utilizar los espacios en que tira el turno contrario para trabajar la zona que resulte más conveniente. Al principio de la competición puede interesar reducir la euforia (similar al enfado) o la preocupación (profundidades 3 y 1 respectivamente). Si la competición va muy bien pueden sobrevenir los miedos provocados por las expectativas y puede ser conveniente trabajar en esos momentos en las profundidades 4 y 5, especialmente cuando los puntos salen de la “zona cómoda”.
TRES PUENTES ESPECIALES
Reducción del cansancio y el estrés:
Se realiza situando la yema del dedo pulgar sobre la uña del dedo anular. Fig. 1 Necesidades energéticas del lado izquierdo se usa la mano izquierda y viceversa
Liberación de tensión en la espalda:
Se realiza poniendo en contacto las uñas de los dedos corazón de ambas manos, doblando para ello ambos dedos con las palmas de las manos enfrentadas una con otra (Probar sin que se toquen los otros dedos o puenteando cada dedo con su homólogo de la mano contraria yema con yema)
Revitalización:
Se realiza agarrando la punta del dedo pulgar de una mano entre la yema del dedo pulgar y la uña del dedo corazón de la mano contraria (la uña del dedo puenteado queda sobre la yema del pulgar contrario)
LOS FLUJOS DE LA TRINIDAD
En el Jin Shin Jyutsu, se entiende que el cuerpo está atravesado por canales energéticos o flujos. Estos flujos integran y unifican todas las aparentemente dispares partes del cuerpo. Es como si fueran ríos que distribuyen los nutrientes por el cuerpo. Si se desarmonizan tienen efectos similares a las inundaciones o a las sequías. Cuando se bloquean o disparan, la energía no se distribuye equitativamente y descompensa por exceso o defecto distintos sistemas, de manera que el cuerpo reacciona negativamente intentando adaptarse a dichas carencias.
Se diferencian aquí tres canales principales que luego se descomponen en 12 vías secundarias. Los tres canales principales son conocidos como los Flujos de la Trinidad y suponen un Canal Central que actúa como una antena potente que nos conecta con la energía universal y dos canales o flujos supervisores que controlan las dos mitades longitudinales del cuerpo (derecha e izquierda)
EL FLUJO CENTRAL PRINCIPAL:
Esta conexión ocurre en la sexta profundidad donde la energía universal empieza a formar la fuente nuestra energía vital personal. Esta energía circula siguiendo un circuito oval que desciende por la cara, el cuello, el esternón y la zona abdominal hasta llegar al hueso púbico por donde comienza a ascender a través de la columna vertebral para volver a pasar por encima de la cabeza y descender una vez más (Fig. A). Debido a su conexión con la fuente original, el flujo Central Principal es la fundamental fuente de la energía del cuerpo. Recarga y revitaliza todos los demás flujos
Para trabajar el flujo Central Principal y eliminar bloqueos de energía siga los pasos siguientes:
LOS FLUJOS SUPERVISORES
Los flujos supervisores derecho e izquierdo nacen del flujo Central Principal, de forma que este se ramifica en dos flujos que fluyen en sentido descendente por la parte interna de cada pierna y llegado a la parte interna de la rodilla se convierte un flujo que circula a través de un óvalo vertical que recorre cada mitad del cuerpo. Todos los pares de los cierres de seguridad son puntos ubicados en los flujos supervisores derecho e izquierdo y controlan las distintas funciones corporales (tal y como veremos en un apartado posterior)
Para favorecer los flujos de energía descendente puentee los cierres de seguridad siguientes:
Energía descendente del lado derecho poner la mano izquierda en el punto 11 del lado derecho y la mano derecha en el punto 25 del lado derecho.
Energía descendente del lado izquierdo poner la mano derecha en el punto 11 del lado izquierdo y la mano izquierda en el punto 25 del lado izquierdo.
Para favorecer los flujos de energía ascendente puentee los cierres de seguridad siguientes:
Energía ascendente del lado derecho poner la mano izquierda en el hombro derecho (punto 11) y la mano derecha en la ingle derecha (punto 15)
Energía ascendente del lado izquierdo poner la mano derecha en el hombro izquierdo (punto 11) y la mano izquierda en la ingle izquierda (punto 15)
El trabajo de restablecimiento energético no tiene por que llevar mucho tiempo. Los cierres se puentean durante periodos cortos, lo justo para abrir y regular la energía (entre dos y cinco minutos).
En los casos en que se quiere trabajar un aspecto concreto se puede llegar hasta 15 minutos para conseguir el efecto deseado.
En el cuerpo existen una serie de puntos simétricos (fig. 4.1) conocidos como cierres energéticos de seguridad (SELs – abreviatura en inglés) relacionados con diferentes órganos y sistemas fisiológicos y mediante los cuales se regula la energía que rige dichos órganos.
Cada una de las 6 zonas de la mano o cada una de las seis profundidades se corresponden con algunos de estos cierres o puntos de presión repartidos por el cuerpo según el esquema que se indica en la figura 4.2 y liberando dichos cierres se puede causar un efecto predeterminado tal y como indicamos a continuación
Primera profundidad – Zona 1 ………………………… puntos 1 a 4
Segunda profundidad – Zona 2 ………………………. puntos 5 a 15
Tercera profundidad – Zona 3 ………………………. puntos 16 a 22
Cuarta profundidad – Zona 4 …………………………. puntos 23
Quinta profundidad – Zona 5 …………………………. puntos 24 a 26
Sexta profundidad – Zona 6 ………………………….. puntos 0 a 26
Dentro del tiro con arco, uno de los aspectos técnicos más difíciles de dominar es poder hacer una suelta mediante la relajación muscular, que a su vez esté automatizada y coordinada con el momento preciso en que se debe realizar. Lo más normal es que o se suelte relajadamente cuando no estamos ni en el momento ni en el sitio adecuado o que se tienda a soltar voluntariamente cuando sentimos que estamos bien situados en la diana.
En el primero de los casos encontramos sueltas sin pasar el clicker porque se ha automatizado la suelta con un determinado recorrido desde el anclaje, pero en ocasiones cuando estamos mal posicionados de partida y llegamos al anclaje sin que la punta de la flecha esté donde debe, cuando hacemos el recorrido habitual el cerebro estima que debe pasar el clicker y se prepara para soltar, en alguna ocasión cuando nos damos cuenta del error… ya es tarde y se nos ha “escapado la flecha”. En otras ocasiones cuando saltamos el clicker no estamos en el centro de la diana y tenemos que tomar la decisión de bajar, que en ocasiones no se toma y es una flecha fallida. En otras pasamos el clicker de un tirón porque no podemos y soltamos en dos tiempo….. y así un sinfín de dificultades.
Vamos a ver en este artículo si aportamos algunas pautas para solucionar algunas de ellas.
En primer lugar vamos a partir del axioma de que en una competición no debemos gastar energía en pensar si tenemos que soltar de una forma o de otra. En este momento tenemos que tirar lo más parecido a como tiramos durante los entrenamientos, y aquí nos surgen dos aspectos a tener en cuenta:
Cuando entrenemos, lo tenemos que hacer de forma consistente y bien, pues si no estaremos automatizando un estilo de tiro poco uniforme y con errores, de manera que en una competición nos ocurrirá exactamente lo mismo, pero incrementado por el hecho de estar sometidos a la presión de la competición.
En segundo lugar y en lo referente a la suelta, el punto anterior nos hace plantearnos que para tener una buena suelta…. ¡¡ hay que entrenarla!!.
Una de las dificultades de este deporte es que el deportista debe controlar muchos aspectos diferentes mientras que su capacidad atencional solamente puede dirigirse a uno o dos de ellos en cada ocasión.
A este respecto es psicológicamente más fácil atender a los elementos que físicamente están ubicados en el mismo plano y dirección a partir del eje central. Es por ejemplo mas fácil atender al hombro de arco y a la pronación del brazo de arco conjuntamente, que atender a la relajación de la mano de arco y a la dirección de salida del codo de suelta. Es como si el cerebro tuviera que estar cambiando la dirección de su atención, así que se hace un poco “un lío”.
Cuando atendemos pues a un elemento, estamos dejando otros con menos carga atencional y por tanto es habitual que cuando progresamos en un gesto técnico otro no se realice correctamente. La solución a este aspecto consiste en trabajar por tandas.
Cada vez ejercitaremos un elemento distinto de forma serial y al final intentaremos hacer algunas series de trasferencia, intentando mantener todos los elementos técnicos realizados correctamente.
Para que el trabajo por tandas nos aporte algún resultado tenemos que tener en cuenta que es imprescindible que con cada uno de los aspectos trabajados se realicen una serie repeticiones suficientes para que se produzca una memoria muscular adecuada y se vaya consiguiendo la automatización del gesto. Como mínimo se deben hacer series de más de veinte repeticiones para que el músculo las recuerde. Una forma adecuada incluiría por ejemplo 5 tandas de 10 flechas trabajando un aspecto (a poder ser en el peto de sueltas) y 2 tandas de generalización en peto con diana a la distancia adecuada. Repetir estas series tantas veces como sea necesario para cada elemento (suelta, hombro, mano de cuerda, posición de cabeza…… etc.).
Aquí llegamos a la necesidad de realizar una “PROGRAMACIÓN” de las sesiones de entrenamiento y a la forma de realizar un protocolo que nos permita mantenernos en zona de forma que vayamos revisando cada uno de los aspectos técnicos en cada una de las flechas que lancemos. Estos temas los trataremos en otros artículos de esta página.
FUNDAMENTOS FISIOLÓGICOS Y ANATÓMICOS DE LA SUELTA
La mano básicamente está compuesta por huesos, tendones y ligamentos en los dedos y metacarpo y también algunos músculos en la zona de este último, todo ello irrigado e inervado por las redes circulatorias y nerviosas. El conjunto está cubierto por algunos tejidos conjuntivos y por la piel.
Los músculos de la mano básicamente se ocupan de la pinza del dedo pulgar y meñique, así como de la retracción de la falange proximal (primera falange – la que está mas cerca de la palma), mientras que los músculos encargados de doblar la mano por la muñeca o de estirar y encoger los dedos se encuentran en el antebrazo.
Si estiramos los brazos hacia delante con las palmas mirando hacia el suelo, en la parte superior del antebrazo tendremos los músculos extensores (encargados de que los dedos se estiren) y en la parte de abajo tendremos los músculos flexores (encargados de que los dedos se cierren).
Si buscáis en Internet y ponéis en Google la sección de búsqueda por imágenes con entradas como “anatomía mano”, “anatomía antebrazo”, “tendones mano”, etc, encontraréis un montón de láminas que podréis imprimir para ilustrar este apartado.
A continuación os pongo unos dibujos que intentan de forma aproximada ilustrar qué músculos principales intervienen en los distintos movimientos implicados en la suelta.
Algunos aspectos que influyen en la suelta y que suelen ser determinantes para lo que vamos a trabajar son los siguientes:
Los antebrazos (como todas las partes de las extremidades) están muy bien aprovechados, es decir, que no quedan espacios de holgura entre los elementos que los componen…. Los músculos están bastante apretados unos contra otros. Decir esto parece una tontería, pero ya veréis que afecta bastante a la fisiología de la suelta.
En la suelta pueden intervenir o no, varios grupos musculares conjuntamente, dependiendo como se realice la misma.
Cuantos más grupos musculares intervengan, más grupos musculares tendremos que relajar.
En el trabajo muscular se producen roces de fibras que generan calor y con éste la consiguiente dilatación de las fibras que aumentan de volumen.
Cuantos más grupos musculares intervengan, más volumen alcanzará el antebrazo y más se comprimirán los músculos.
Cuando los músculos están dilatados y rozan unos con otros no trabajan adecuadamente y se lentifica la reacción de la suelta.
El calor muscular no se disipa inmediatamente aunque los músculos tengan su propio sistema de refrigeración.
Cuando queremos simular una suelta y nos imaginamos que estamos tensando el arco, llegando al anclaje y luego soltando, solemos emular la postura que tenemos cuando abrimos el arco, con lo cual mantenemos recta la muñeca de la suelta y estirada la falange proximal, al igual que solemos subir la mano de arco como si lo sujetáramos y luego después de la suelta, relajamos la mano de arco y la mano de suelta. En estos ejercicios de simulación solemos cometer un error básico y es que tanto la mano de arco como la mano de suelta deben estar relajadas en todo momento. En la mano de suelta, debe estar relajados todos los grupos musculares posibles a excepción de los músculos flexores internos que son los encargados de mantener cerrados los dedos . El resto de la mano se coloca estirada por acción de la tensión de la cuerda sobre la falange distal. La mano actúa como si toda la cadena de huesos fuera una cadena, que cuando se estira se pone recta y tensa aunque los eslabones estén sueltos.
Cada dedo de la mano está formado por una cadena de huesos. Debajo de los mismos tenemos un tubo (vaina sinovial) por dentro del cual pasa un tendón que está fijado la tercera falange (falange distal situada en el extremo del dedo), de forma que cuando el músculo flexor se contrae y tira del tendón, este hace que se doble el tubo por debajo del hueso haciendo que se cierre. La vaina sinovial está sujeta a los huesos por medio de ligamentos rectos en la parta central del hueso llamados “poleas” y por ligamentos cruzados en la parte de los nudillos para permitir su flexión.
Recubriendo los ligamentos tenemos el tejido conjuntivo donde se alberga el sistema circulatorio y nervioso y que hace de unión entre los órganos internos del dedo y la piel. Dependiendo en qué parte de la segunda o tercera falange situemos la cuerda del arco, provocaremos una mayor o menor presión en este tejido conjuntivo, haciendo que por la presión sanguínea se endurezca o permanezca relajada esta zona.
Cuando relajamos una parte del cuerpo, incluida la mano, el cerebro “lee” el recorrido de los músculos en esta relajación y asocia la tensión muscular al recorrido que el músculo realiza, de forma que cuando pensamos en relajar un músculo éste tiende a buscar un estado determinado de posición. Esta posición no siempre se corresponde con el mayor estado de relajación, pues en la mayor parte de los movimientos corporales intervienen músculos antagónicos que contribuyen a regular fuerza y movimiento. Así si relajamos solamente un grupo de los músculos antagónicos tenemos la sensación de relajación pero puede ocurrir que en los músculos contrarios al grupo que relajamos quede tensión, alterando así la posición de esa parte del cuerpo.
Vamos a realizar un ejercicio comprobatorio. Tienes que levantar tu brazo, a poder ser con el que sueltas la cuerda. Estíralo y cierra fuertemente el puño, manteniéndolo así durante unos 4 ó 5 segundos. Inmediatamente suelta los músculos relajando la mano y observa en qué postura se queda. Agarra con la otra mano el antebrazo que tienes estirado y presiona suavemente los músculos del antebrazo, si observas que la mano relajada “cae” un poco es porque en realidad no estaba relajada del todo aunque tú tenías esa sensación. A continuación tienes una imagen de cómo debe quedar una mano en estado de relajación.
Algunos ejercicios de los que vamos a plantear tienen como finalidad que el recorrido de los dedos desde la tensión hasta la relajación sea el máximo posible para que el cerebro los recuerde, así cuando relajemos la mano se aflojará totalmente.
Si tú eres uno de los arqueros que estás acostumbrado a sujetar la cuerda de forma superficial, puede ocurrir que cuando cambies a un agarre profundo al relajar la mano, ésta pase de la posición del agarre profundo a la posición del agarre superficial, deteniéndose ahí un instante antes de seguir relajándose, con lo cual tendrás una suelta en dos tiempos que termina por lo general por desviar la flecha. (si eres arquero diestro, por lo general impacta algo baja y por la izquierda, aunque dependiendo de los espasmos que des al notarlo la puedes poner en casi cualquier sitio).
Otro elemento interesante tiene que ver con un factor psicológico, y es que la mano en estado relajado deja los dedos semiabiertos pero sin estirar del todo. En un agarre en profundidad los dedos se cierran de manera que al relajar la mano la dirección en la que comienzan a moverse los dedos coincide con la dirección en la que se desplaza la cuerda. Esto ayuda a relajar la mano y la cuerda arrastra los dedos hacia delante, al estar relajados estos dejan escapar la cuerda y luego se retraen hasta su posición de semiapertura.
Cuando el agarre es superficial se sujeta la cuerda con la primera falange y los dedos quedan un poco más estirados que en la posición de relajación. Al intentar relajar la mano los dedos tienen que ir en la dirección contraria a la de la cuerda, con lo cual psicológicamente se produce un cierto bloqueo que suele terminar con una apertura voluntaria de los dedos (que intentamos inútil e inconscientemente que sea mas rápida que la salida de la cuerda) para luego doblar los dedos en una relajación posterior que ya no tiene nada que ver con la suelta de la cuerda.
Puede que tú lleves trabajando este aspecto bastante tiempo y seas capaz de relajar los dedos en esa posición, si es así, la ventaja es que los músculos tienen menos recorrido al relajarse, pero la fuerza que realiza la cuerda es la misma, así que la primera falange tiene que sujetar más fuerza con menos brazo de palanca y la tensión del músculo es más isométrica y además en esa posición, los dedos anular e índice prácticamente no pueden (porque son más cortos) ayudar a repartir la sujeción de la tensión de la cuerda, con lo que sobrecargamos el trabajo del dedo corazón que puede terminar con lesión si la potencia del arco es muy fuerte.
El último elemento de los que vamos a analizar que influye en la suelta es la dureza del tejido conjuntivo. En el agarre profundo, tal y como veíamos en la lámina correspondiente, deja blandita la primera yema de los dedos de manera que al relajar la mano la cuerda sale presionando las yemas sin tener casi interferencia, mientras que en el agarre superficial, la sangre acumulada produce una tensión en la yema del dedo que al relajar la mano provoca un salto de la cuerda que la desvía de su trayectoria, (al no poder la cuerda recorrer la yema del dedo lo tiene que saltar). Esto produce un vuelo menos limpio de la flecha que tarda más en estabilizarse.
Los ejercicios que vamos a plantear tienen distintas finalidades, así que conviene que los vayas intercalando en distintos momentos, unos los puedes realizar en cualquier sitio y otros conviene realizarlos en el campo de tiro y con el material adecuado.
EJERCICIOS PARA MEJORAR LA SUELTA
Ejercicios para diferenciar los movimientos de los músculos:
1- Estirar la mano fuertemente y relajarla luego: permite reconocer los músculos extensores (10 veces).
2- Con la mano estirada, pliega los 4 dedos largos manteniéndolos estirados hasta que queden en ángulo recto respecto de la palma y vuelve a abrir la mano completamente. Esto te hará notar donde se produce la tensión de los músculos flexores superficiales (repetir 10 veces).
3- Con la mano estirada, dobla las dos falanfes de la punta de los dedos (la segunda y la tercera) dejando recta y alineada con la mano la primera falange. Apretar así un poco y luego relajar la mano sin intentar estirar los dedos, solo hay que dejarlos relajados, como en el dibujo de la mano relajada (repetir 10 veces) esto te hará sentir la tensión en el flexor profundo de los dedos.
4- Con la mano abierta dobla el pulgar hasta plegarlo contra la palma de la mano. Una vez plegado, tensa el dedo y relajalo sin moverlo. Esto te ayudará a tener el pulgar doblado con la menor tensión posible cuando coloques la mano de la suelta agarrando la cuerda. Haz 10 ó 12 repeticiones.
5- Haz lo mismo que en el ejercicio anterior pero con el dedo meñique plegado además del dedo pulgar. Verás que el dedo anular se dobla un poco. No importa, eso es porque los tendones flexores de los dedos sujetan a los dedos de dos en dos, lo importante es que notes la sensación de tensión del flexor del dedo meñique para tenerlo lo más relajado posible durante la suelta. Repite otras 10 ó 12 contracciones y relajaciones sin estirar el dedo.
6- Por último relaja totalmente la mano como en el dibujo de la mano relajada y desde ahí flexiona los tres dedos centrales (índice, corazón y anular) y relájalos todo lo que puedas porque esa va a ser la sensación más cercana a una suelta real.
Cuando realices una suelta debes llegar al anclaje notando la posición del agarre profundo hasta el final del anclaje y cuando salta el clicker solamente debes sentir como se “afloja” la mano, ¡¡No intentes abrirla!!, solamente aflójala como si fueras a hacer una caricia suave, y la fuerza de la cuerda se llevará los dedos hasta su posición original.
La verdadera dificultad de la suelta es sentir como se afloja la mano sin que ello lleve consigo aflojar los músculos de la espalda… para eso puedes hacer el siguiente ejercicio:
Recostado sobre el parapeto
1. Sitúate al lado de un parapeto (mirando hacia la línea de tiro, como si tuvieras una diana en el pecho) en la posición de anclaje con el brazo de arco levantado (con su mano totalmente relajada). Y sitúa la otra mano en posición de anclaje. Si eres diestro sitúate al lado izquierdo del parapeto para apoyar sobre el tu codo de suelta. El brazo de arco debe estar paralelo al frontal del parapeto.
2. Los pies deben estar a unos 20 centímetros por delante del parapeto, y así en la posición de anclaje y mirando hacia tu izquierda (si eres arquero diestro), déjate caer sobre el parapeto sujetándote solamente con el codo de cuerda (apoya unos 10 ó 15 centímetros en el parapeto).
3. En esa posición tensa los flexores profundos en la posición de anclaje y aflójalos unas 10 a 15 veces.
En una segunda fase vamos a hacer el mismo ejercicio pero con movimiento:
1. Sitúate dejándote caer sobre el peto, pero ahora con algo de ángulo en el hombro de cuerda, con la mano situada de manera que la muñeca esté a la altura de la barbilla.
2. Desde aquí haz fuerza con los músculos de las espalda tomando el codo como pivote, de manera que el cuerpo sale hacia delante separándose del peto hasta que la mano queda en la posición final después de haber soltado (aquí tu cuerpo debe estar aproximandamente unos 15 centímetros adelantado del peto).
3. Cuando inicies el movimiento debes tener los flexores de los dedos apretados y al pasar por la posición de anclaje debes relajar la mano sin dejar de tirar de espalda (aproximadamente a la mitad del recorrido). Esto te ayudará a relajar la mano sin ceder de espalda.
Este ejercicio lo puedes hacer también en casa sobre una pared, pero en este caso debes modificarlo un poco:
Recostado sobre la pared
1. Cuando la muñeca esté a la altura de la barbilla, tienes que tener todo el antebrazo de la suelta apoyado en la pared (con un cojín debajo del codo), y el cuerpo debería estar con un ángulo de unos 20-30 grados respecto a la pared.
2. Desde esa posición y con los pies un poco separados de la pared (unos 30 cm.) realiza el movimiento y la suelta de la mano igual que en el ejercicio anterior.
En estos ejercicios puedes tener la muñeca relajada y caída pues con el arco se endereza sola por la tensión, así no entrenarás la tensión de los extensores.
Después de este ejercicio viene bien hacer algún ejercicio con la goma, como hacemos habitualmente para trasferir lo del peto o la pared a un aparato con resistencia (así se alineará la muñeca).
Ejercicios con la goma
Ejercicio para el fortalecimiento de la espalda
1. Trabajo de romboides: Levantar ambos codos con las manos a la altura de las clavículas de forma que queden los antebrazos paralelos al suelo. Coger una goma elástica de dureza alta y sujetarla con ambas manos de forma que queden unos 20 centímetros entre ellas. Desde aquí y sin separar las manos del cuerpo tirar de los codos hacia atrás notando que tensamos los músculos romboides (entre las escápulas). Hacer series de 10 repeticiones. Tenemos que notar que la goma dificulta que se separen las manos, porque si la goma es muy blanda moveremos los hombros en vez de los músculos de la espalda. Si notas que las manos se separan mas de 10 centímetros desde la postura en que agarras la goma, debes utilizar una goma mas fuerte.
2. Tensiones de espalda: Coger una goma de dureza media y sujetar las dos puntas dejando unos 30-40 cm. de largo. Desde aquí levantar los brazos como si tuviéramos sujeto un arco en vez de la goma (con el brazo de arco estirado y el de cuerda doblado). Levantar ambos brazos por encima de la cabeza y hacer aperturas por la espalda. El brazo de arco baja hasta quedar paraledo al suelo mientras que el de cuerda llega al cuello por la parte de atrás de la cabeza.
3. Sueltas normales con goma: Coge una goma de dureza media, dóblala por la mitad y haz sueltas normales como las que hacemos para calentar, emulando a las sueltas realizadas con el arco.
4. Suelta a pellizco: Si eres incapaz de soltar la goma correctamente y de manera relajada, intenta sujetarla “a pellizco” (como en la imagen). Sujeta la goma en la posición del ejercicio de suelta con arco tradicional que tienes un poco más adelante. Desde abajo hacia arriba tira de la goma sin apretarla mucho hasta que se te escape, notarás la sensación de “huída” que tiene el brazo cuando se escapa la goma.
Ahora intenta hacer lo mismo (siguiendo sujetando la goma a pellizco) pero con los brazos levantados (como si tuvieras el arco) para que notes la sensación de huída en la posición correcta (OJO DÓNDE COLOCAS LA MANO DE SUELTA, QUE SI TIRAS A PELLIZCO Y SE TE ESCAPA DELANTE DE LA CARA TE PUEDES GOLPEAR). Realiza estos ejercicios tantas veces como te parezca necesario hasta que te salga de forma natural.
Ahora debes volver a intentarlo con la goma AGARRADA NORMALMENTE sintiendo lo mismo que en el ejercicio en el que te apoyabas sobre el peto, es decir sintiendo la tensión en la espalda. Te colocas en pretensión, estiras de la goma hasta que pases por el punto de anclaje, en este momento debes intentar relajar la mano. El codo saldrá disparado hacia atrás y la mano quedará relajada rozando el cuello en su parte trasera (más o menos).
Si vieras que te queda junto al hombro, deberías revisar tu codo de arco y tensar de la goma o de la cuerda de arco subiendo un poco más el codo, de manera que al tirar de espalda en ángulo hacia atrás y hacia abajo, te quede sobre el hombro y no junto a este por delante.
Otro ejercicio clásico
Prepárate una bolsa de asas con peso o fabrícate un saco con arena. Venden unos ya preparados que utilizan los rehabilitadores de 5 y de 10 kg. Estos ya vienen montados con una anilla en la parte superior para sujetarlos.
Si no te entran los dedos en la anilla, haz una más grande con varilla de acero y que tenga el ángulo de la cuerda abierta de tu arco, de forma que te permita sujetar el saco por la anilla como si sujetaras la cuerda de tu arco. Si utilizas una bolsa con peso, basta conque la sujetes por las asas.
Debes ponerte de pie, con los brazos relajados y estirados a los lados del cuerpo, con los hombros bajos, y tienes que sujetar el saco con la mano de tu suelta y con el tipo de agarre que utilices habitualmente. Debes intentar relajar la mano (muy importante: ¡¡SIN ABRIRLA VOLUNTARIAMENTE!!) hasta que el saco se te escape de la mano. Pon un cojín en el suelo, donde vaya a caer el saco.
Intenta realizar el ejercicio probando con agarre superficial y con agarre profundo para ver qué te cuesta menos. Como hemos explicado antes, lo más normal es que por factores psicológicos te cueste más aflojar la mano cuanto más en la punta tengas la anilla del saco.
Si sueles tirar con agarre superficial, también te ayudará a aprender a soltar sin abrir la mano con espasmo.
Suelta con arco tradicional
Otro ejercicio que ayuda a soltar, es coger un arco tradicional o con el olímpico y montar una flecha (si es con el olímpico, sin montar el clicker), y situarte en la línea de tiro, con el brazo de arco apuntando al suelo y con la mano de suelta a la altura de tu estómago, como si fueras a cazar peces en un río, pero sin apuntar…… agarra en profundidad la cuerda y tensa lentamente hasta que pase por la altura del estómago, ahí intenta relajar la mano sin dejar de tirar hacia atrás, para conseguir sentir el escape de la cuerda y la huída de la mano.
Luego intenta hacer lo mismo pero apuntando al peto.
MUY IMPORTANTE: ¡¡ Nuevamente, aquí no debes aflojar la mano hasta que llegues a tu posición de anclaje, porque si no te golpearás con la mano de suelta en la cara!!
Mientras estés trabajando la suelta no es muy conveniente que tires sobre diana, pues la atención debe estar centrada en la suelta, no en apuntar. Tirar sobre un peto desnudo a unos 10 – 12 metros está bien.
Después de haber hecho bastantes ejercicios de suelta, entonces te vas a la diana, te olvidas de ella e intentas tirar normalmente apuntando. Si ves que te sale igual vas por buen camino, si te cuesta, vuelve al peto de sueltas.
Cuando te salga bien con toda naturalidad, no te olvides de volver de vez en cuando a realizar algunos ejercicios de suelta en un peto sin diana.
Por último un ejercicio de generalización:
Cuando quieras hacer un paso intermedio, tira poniendo la atención en la suelta disparando en un peto sin diana, pero esta vez a las distancias habituales. Sitúa por ejemplo dos petos a 50 metros. Uno de ellos lo dejas vacío y en el otro colocas una diana. Coges 12 flechas y tiras las 6 primeras al peto vacío, descansas unos 30 segundos y te pasas al otro peto a tirar las 6 flechas restantes apuntando, así se irá trasfiriendo la sensación del peto de sueltas a una situación en la que tienes que soportar la presión de apuntar.
Espero que estos ejercicios puedan serte de utilidad y una vez más ¡¡ÁNIMO!!
Existen algunos parámetros que influyen en la potencia que desarrolla una pala:
El grosor de la pala.
El tipo de materiales con que se ha fabricado.
El efecto de la temperatura de ambiente en el momento del trabajo de la pala.
La mayor o menor flexión que se imprima en la misma.
De estos cuatro parámetros, dos de ellos, son inamovibles cuando adquirimos la pala: el grosor y el tipo de material. Si es cierto que el material va cambiando sus propiedades con el uso y con el paso del tiempo, pero este factor no afecta directamente al momento en que queremos regular el arco.
Por otro lado, las palas actuales son bastantes fiables respecto a distintas temperaturas, pero no funcionan igual si tiramos un día de invierno con una temperatura de cero grados, o si tiramos un día de verano bajo un sol que imprime una temperatura superior a los 40 grados. Lo primero que deberemos hacer es revisar la puesta a punto del material cuando los cambios son tan extremos.
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En el presente artículo vamos por tanto a reflexionar sobre el cuarto parámetro, es decir como afecta la mayor o menor flexión de la pala a nuestro tiro y que regularemos mediante el ajuste del Tiller.
En primer lugar y aunque parezca nimio, comenzaremos por decir que hay dos formas de entender el concepto de Tiller. Algunos autores entienden que el Tiller es la distancia que hay desde el anclaje de pala en el arco, (medido justo en el límite de la caja del cuerpo del arco), hasta la cuerda, con el arco bien montado.
Para otros autores, el Tiller es la diferencia que existe entre esta medida en la pala superior, menos la misma medida tomada en la pala inferior del arco, es decir la diferencia, sea esta positiva o negativa entre la distancia de cada pala en su anclaje hasta la perpendicular de la cuerda en ese punto.
En este artículo vamos a trabajar con el primer concepto, entendiendo que en un arco hay dos medidas de tiller, el Tiller de la pala superior (al que llamaremos Tiller A, en el segundo gráfico) y el Tiller de la pala inferior (al que llamaremos Tiller B en el segundo gráfico).
Como un primer acercamiento os he puesto una lámina que ilustra la relación que existe entre el Tiller y la potencia de la pala de ese lado del arco.
Por lo general la pala se apoya en el bulón de anclaje (y de regulación lateral en los arcos Hoyt), y se levanta o se baja apretando el tornillo de regulación de potencia, quedando el extremo de anclaje de la pala más alto o más bajo tal y como se aprecia en la siguiente lámina.
Podéis observar tanto en esta lámina como en el caso 1 de la figura siguiente, como cuando el soporte de la pala sube, baja la punta de la pala haciendo que el Tiller se incremente. En el caso contrario, al apretar el tornillo de potencia (no está dibujado en esta segunda lámina) la parte del anclaje baja, esto provoca una disminución del Tiller y a su vez una elevación de la punta de la pala.
Como el largo de la cuerda no cambia, al abrir el arco la punta de la pala tiene que llegar hasta el mismo punto, ya esté el tiller potenciado o disminuido. Esto hace que cuando la pala este elevada (tiller bajo) la punta de pala tenga que realizar mayor recorrido hasta llegar a su posición final. Al realizar más recorrido la pala se dobla más y por tanto acumula más energía que se traduce en un aumento de la potencia. Vemos claramente en la lámina como por tanto, al disminuir el tiller se incrementa la potencia de la pala.
REGULACIÓN DEL TILLER
Una vez que sabemos cual es la relación que existe entre el Tiller y la potencia de la pala, nos queda ver cual es la influencia del Tiller en el arco y como podemos regularlo correctamente.
Para esto es importante que entendamos cual es el funcionamiento del arco en su conjunto.
El disparo en un arco asimétrico
Si dividiéramos un arco (una vez montado), por la mitad, el punto central lo encontraríamos (dependiendo de los modelos) por lo general en el eje de la curva más profunda de la empuñadura (donde metemos la mano para sujetar el arco). En algunos manuales vamos a encontrar distintas nomenclaturas, que en ocasiones no coinciden. Por ejemplo en algunos sitios observamos un punto denominado “punto de sujeción”, “punto de presión”, “punto de perno”, etc. El caso es que la presión se realiza en un punto un poco por debajo del centro geométrico del arco por regla general.
Para lo que en este artículo nos interesa, basta con decir que la flecha no sale por el centro del arco sino por un punto situado aproximadamente una pulgada por encima de este punto. El efecto es evidente, si las dos palas ejercieran la misma presión la flecha saldría recta si estuviera situada en el centro del arco y de la cuerda, pero al no ser así, hay que compensar algunos elementos a fin de conseguir que vuele lo más recta posible.
La forma por la que se ha optado en el arco recurvo, es dar un poco más de presión a una pala que a la otra para equilibrar la dirección de salida de la flecha. Otros aspectos que se regulan también para este fin están relacionados con el punto de encoque (se sube unos milímetros) o el agarre de la cuerda (dos dedos por debajo del culatín y solamente uno por encima).
El concepto básico a tener en cuenta es que cuanto más por el plano central del arco vuele la flecha, más va a aprovechar la energía acumulada y menos interferencias va a tener en su vuelo por estar alineados los vectores de fuerza.
Todos los fabricantes aconsejan unos valores de partida para cada uno de sus modelos en cuanto a la diferencia del Tiller superior respecto del Tiller inferior, que suele estar entre 4 y 8 milímetros mayor en la pala que está situada por encima de la empuñadura.
No obstante y sabiendo que existen otros elementos que tienen que ver con el estilo de cada arquero, como la forma de agarre, la situación del codo de cuerda, o el punto de enfleche, lo mejor es idear un sistema que nos permita afinar a partir de esta medida inicial.
Cierto es también que cuando abrimos el arco existen ciertos niveles de flexión en el cuerpo, o que dependiendo de los estabilizadores que utilicemos, el peso del visor o los torques que coloquemos en el cuerpo se pueden modificar los efectos de la suelta. Para nuestro ajuste vamos a entender que estos aspectos son básicamente despreciables, motivo por el que no los vamos a tener en cuenta.
En la lámina siguiente vemos un arco con el estabilizador y todos los demás elementos montados y sujeto sobre un soporte por la parte de la empuñadura.
La clave está en que si sujetamos el arco de la cuerda por la parte habitual y de la forma habitual, al tirar de la cuerda hacia abajo por una línea paralela a la línea de tiro, el arco debería compensar la fuerza de ambas palas para que después de la suelta el recorrido de la cuerda volviera a realizarse por esa misma línea, lo que sería un indicador de que la flecha saldría recta del arco.
Si en una pared, marcamos una línea perpendicular a la empuñadura como apuntando hacia arriba, y otras dos líneas paralelas, una sobre la línea de tiro por donde debe ir la flecha y otra sobre el punto donde se inserta el estabilizador, se debería cumplir que al tirar de la cuerda por la línea de tiro, el estabilizador permaneciera durante ese tiempo sobre la línea donde estaba en un principio. Si al tirar de la cuerda por el contrario el estabilizador se desplaza en una u otra dirección será señal de que la compensación de las palas no es correcta y hace más fuerza de un lado que de otro, lo que tendrá como causa que la flecha no será empujada a lo largo de la línea de tiro y no volará recta.
Tal y como vemos en la lámina si en una pala aumentamos la potencia (reduciendo el tiller) esa pala estará “más dura” y al comienzo del recorrido cedería menos que la otra pala, arrastrando el cuerpo del arco en su dirección y provocando que el estabilizador se torciera hacia ese lado.
Si vemos que al tirar de la cuerda siempre por la línea de tiro y con la forma de agarre que hacemos habitualmente el estabilizador se desvía hacia un lado, deberemos aumentar el Tiller de ese lado (aflojando el tornillo de potenciación) y repetir la prueba hasta que al tirar el estabilizador permanezca en el mismo sitio.
Entendemos que los elementos fijos sujetos al arco como el visor o los amortiguadores pequeños, afectan al tiro en tanto y cuanto cambian el centro de gravedad del arco, pero no en cuanto a la tensión dinámica del mismo respecto del efecto del Tiller, por ese motivo hemos optado en colgar el arco aprovechando la fuerza de gravedad para que sea más cómodo realizar el ejercicio. No obstante y si alguien entendiera que estos elementos afectan de forma significativa al tiro, podría hacer la misma prueba sujetando el arco sobre el soporte pero tirando de la cuerda sobre una línea horizontal y tomando como referencia las líneas dibujadas paralelas al suelo.
Es muy importante que el soporte del arco sea fino para que se acople al arco y mucho más eficaz si en vez de sujetarlo en un soporte lo sujetamos con la mano fijada en un bastón vertical y hacemos la prueba con ayuda de un amigo que sujete un tablero con las líneas de referencia, así el arco ejercerá el punto de equilibrio sobre el punto de presión y no sobre el centro del arco. Es algo más incómodo pero mucho más exacto. La mecánica sería la misma, o aflojamos la pala del sitio hacia el que vaya la punta del estabilizador, o bien potenciamos la pala contraria, dependiendo de los requisitos de potencia que nos exija nuestro calibre de flecha. Si el calibre estuviera perfectamente ajustado a la potencia que tenemos podríamos hacer las dos cosas conjuntamente, aflojar un pelín la del lado al que vaya el estabilizador mientras apretamos otro pelín la del lado contrario.
Si el arco es tradicional y de un montaje que no permite la regulación del tiller, o bien “calzamos un poco” la pala para que el tiller se regule, o retocar la pala para rebajar su potencia (esto es poco aconsejable si no se tiene experiencia en la fabricación de arcos). Pero si la regulación del ángulo de la pala no es posible, porque el arco es de una sola pieza, y no queremos tocar la estructura de la pala, tendremos que compensar el tiller que tenga el arco (bien de fábrica, o bien por el paso del tiempo), con la forma de agarrar la cuerda, especialmente con el papel que juega el dedo anular. Si el dedo anular se cierra un poco más, aumenta la potencia de la pala inferior, mientras que si se hace menos presión con él, se disminuye la potencia lo que equivaldría a un tiller mayor. El problema es que si se debe meter mucho el dedo anular en la cuerda, el dedo se comenzará a “dormir” y habrá que buscar una protección adecuada para impedir una lesión en la primera falange del dedo (que en una situación normalizada solamente soporta en torno a un 20% de la potencia que trasmite la cuerda en la máxima apertura). De cualquier manera el mejor indicador de que un arco está funcionando bien, siempre es, que la flecha vuele adecuadamente sin hacer “extraños”, lo que también puede buscarse modificando el punto de encoque de la misma en el punto de la cuerda donde mejor rendimiento se obtenga.